La obra de Virginia Soto Causera es intensa y desborda imaginación y detalle en cada uno de sus recovecos. Cuando uno la está mirando no sabe si la pieza escogida expresa la vida del mundo vegetal o animal, la complejidad de la psicología humana o esa complejidad responde simplemente a la desbordante imaginación de quien la crea. Es un enigma que vamos respondiendo de manera diferente según sea el momento que hayamos escogido para mirar.
El trabajo que aquí se presenta es fruto de años de creación, en el que su autora ha trabajado indistintamente la cerámica, el gres y la madera, además del dibujo y la pintura. Todas las que se presentan en estas páginas son piezas únicas, de las que no existe más reproducción que la auténtica, que aquí podemos visualizar a través de la fotografía a color.
Virginia Soto Causera nació en Valencia (España). En esta misma ciudad se formó, en su Escuela de Artes Aplicadas y Oficios, y se especializó en el trabajo como ceramista, aunque con el paso de los años podamos contemplar su trabajo también sobre otros materiales como la madera, el papel o el lienzo. Ella ha trabajado durante años como decoradora y profesora de cerámica mientras continuaba con su actividad creadora en su propio estudio.
En los primeros años, Soto Causera empleaba colores cerámicos que producía especialmente para las piezas en las que trabajaba. Aquí podemos ver algunos ejemplos de esos trabajos. Las piezas más grandes y minimalistas responden a ese periodo, que se caracteriza por el empleo del gres como principal material de base y por el uso de colores metalizados, brillantes y de tonos tierra.
Después, hay un período de transición en el que se va ampliando la gama de colores e incorporando los trasuntos vegetales y expresiones humanas en las formas. Posteriormente, se da entrada a los colores básicos, fuertes, intensos que se aplican en las formas geométicas que busca al tallar la madera y esculpir la cerámica. En este momento, se percibe un trabajo más intenso en el tallado de las figuras. Un aspecto que se hace más evidente es la presencia continua de rasgos humanos: ojos alineados o diseminados en un mismo espacio, bocas abiertas, cerradas o cosidas, narices, etc.
De este momento son una serie de figuras o monografías que adoptan una forma de rostros o máscaras; o el conjunto de decenas y decenas de elefantes de miles colores, tamaños y formas que podemos ver aquí, o algunas tallas de madera policromada.
Virginia Soto Causera ha participado en exposiciones colectivas en diversas localidades españolas.
La que se presenta aquí es una obra enigmática que el espectador puede pasar horas mirando y, donde siempre encuentra algo que no vio y que le invita a pensar.
Paz Villar Hernández